¡Hola!
Tocar la madera muerta de un árbol formado o de un yamadori es muchas veces considerado tabú.
Siempre hay zonas de madera excesivas o demasiado largas. Ante la duda es mejor no tocar nada, pero en ciertas ocasiones es imperioso hacerlo por la propia salud del bonsái.
La vena que alimenta el 70% de la copa de este tejo sale de ahí, de la nada, sale de entre la madera muerta. El caso es que si se acaba secando no solo perdemos más de la mitad de la copa, también perdemos de vista la vena viva en el frente que nace a la izquierda del tronco y, a la mitad, lo atraviesa para aparecer a la derecha y subir. En el primer análisis parecía que solo alimentaba a la rama principal, pero sí que sube hasta el ápice. Esa salida es lo que vemos en la foto superior. Cuando trabajamos el árbol por primera vez ya avisamos a su propietario de que existía este problema y que habría que abrir paso a la vena para evitar su autoestrangulamiento. Si bien es cierto que había zonas con corteza que resultaron estar muertas y zonas que parecían muertas pero han engordado y han dejado clara su conexión hacia las raíces y eso lo hemos visto con el tiempo. No era algo apremiante esta liberación porque no se apreciaba engrosamiento, el cual indica que el paso de savia se está viendo restringido. Esta primavera ha tocado arreglarlo con la vena mucho más definida.
La vena ya no corre peligro. Creciendo despacio y teniendo la copa pasos de savia alternativos, podría haber reconducido los vasos de manera que no hubiesemos perdido ninguna rama, pero eso es dejarlo al azar y no es plan. Mejor asegurarse.
Espero que este pequeño trabajo os sirva para salvar una vena entre la vida y la muerte por autoestrangulamiento con sus propias zonas de shari o jin.
Hasta pronto.
David.