¡Hola!
Siempre nos vamos a econtrar con nuevos retos a la hora de diseñar un bonsái y para ello debemos tener claro los conceptos básicos de modo que podamos escoger la opción más adecuada aunque, la que puede ser la mejor para mí, no tiene por que ser tu preferida porque, para gustos, los colores y, una vez se tiene claro qué es lo prescindible del árbol, luego se entra en el terreno de las preferencias personales que, del mismo modo, están sujetas a cambios según nuestro estado de ánimo.
El objeto de esta entrada es un ejemplar de pino silvestre de origen yamadori que diseñó un alumno durante una clase. Como nos quedábamos sin tiempo, el alambrado y modelado lo hice yo siguiendo sus indicaciones.
Pedimos al alumno que nos diese, no solo una posibilidad de diseño (la que más le gustase), si no que analizase todas las posibilidades y nos dijese porqué las iba descartando. Hemos de tener presente que con un árbol de un grosor tan pequeño es casi como tener un lienzo en blanco delante.
Había dos opciones primarias: usar todo el árbol o formarlo con la primera rama. La lástima es que no hicimos fotos de cada uno de los frentes por lo cual tendréis que usar la imaginación al máximo.
Vamos a ir enumerando cada alternativa:
El diseño queda más estable, es decir, podemos darle más o menos movimiento a nuestro bonsái según cómo coloquemos nuestras ramas.
Con estas reflexiones queremos dejar claro que no nos vale con montar un triangulito encima de nuestro tronco. Démosle sentido. Todo el conjunto ha de ser coherente y, aunque tengamos direcciones opuestas, siempre habrá una dirección dominante y las contrarias servirán para dar equilibrio, si una fuerza opuesta compite en importancia, tendremos la temida contradicción que hará que nuestro ojo siempre vea algo raro por mucho que nos guste el bonsái en cuestión.
La primera rama y la que sale a la derecha del ápice, han de ganar en longitud, todo lo contrario que las de la izquierda, que deberemos mantenerlas lo más cortas posible para señalar el movimiento hacia la derecha que marcan el nacimiento del tronco, la primera rama y el giro desde la rama de contrapeso hacia el ápice. Esa primera rama de la izquierda con la caída en vertical, compensa la dirección tan marcada de esas tres partes hacia la derecha. El ápice también cae a la derecha de la base del árbol desde su vertical.
De todos los diseños que hemos puesto existen infinidad de variantes según cómo dispongamos las masas de verde, más o menos numerosas, más o menos grandes, más o menos delgadas…
¿Con que opción te quedas tú?
¿Tienes otras ideas de diseño?
No os hemos puesto las razones de los descartes que hizo el alumno, pensad en el porqué de cada decisión, meditadlo un momento, es la mejor manera para que aprendáis incluso con lo que creáis que es un error de quien hizo un diseño.
Eso es lo bonito y lo apasionante del bonsái, que a cada cual nos inspira algo diferente, eso sí, ¡que no nos lleve al pozo de la contradicción!
Un saludo y hasta la siguiente entrada.
David Soto.