¡Hola!
Vamos a presentaros el resultado de la pequeña demostración de doblado de ramas en un pino que realizamos en nuestro stand el pasado enero.
El árbol elegido es grande, 145cm de altura, el objetivo era reducirlo hasta los 100cm aproximadamente. Previamente a la demostración se limpió la madera muerta y se trabajó el tocón de la parte superior para darlo una apariencia natural, del mismo modo, se colocó la rafia y el alambre en las zonas que iban a recibir más curvas con el trabajo.
La idea era doblar el tronco hacia atrás y a la derecha y la continuación para hacer el ápice se doblaría hacia adelante y hacia la izquierda.
Teníamos permiso de la organización para hacer una pequeña demo por lo que no podíamos alargarnos demasiado y no pudimos acabar el trabajo in situ. Tendríamos que terminarlo en el estudio.
Doblamos el tronco cerrando el ángulo hacia la derecha y aproximamos a su posición final las dos ramas principales (izquierda y derecha) y el ápice, pero aún quedaba bastante trabajo por realizar.
Desde la parte trasera la disposición de las ramas era bastante buena pero perdíamos bastantes de los atractivos de este pino, así que nos ceñimos al plan. Si hubiésemos ganado con el cambio no se habría dudado en improvisar sobre la idea original cambiando el frente. Al diseñar un bonsái como este, que nunca ha sido trabajado antes, analizamos sus posibilidades y hacemos un esbozo, ya sea mental o en papel, de lo que queremos conseguir, pero hemos de «escuchar» al árbol y adaptarnos a los imprevistos: una rotura, que la madera gire mejor en la dirección contraria a la que queremos, etc. Todos esos factores van a hacer que tengamos que improvisar y nuestra imagen deseada se vea algo cambiada.
En este caso pudimos seguir con el plan con una salvedad: la continuación del ápice hubo que doblarla al contrario, hacia adelante y hacia la derecha. Las fibras de la madera no giraban bien en la dirección que queríamos.
Lo primero que haremos será bajar el tronco y adelantarlo lo más posible.
Hay que cerrar la curva que lleva hasta el ápice adelantándola lo más posible. El ápice lo traeremos hacia la derecha. Lo ideal es hacerlo hacia el lado contrario para ganar más longitud puesto que la copa debe ir hacia la izquierda para equilibar el conjunto. Pero las fibras son más flexibles hacia la derecha y por eso nos toca ir al revés de lo previsto. Perderemos longitud que después deberemos ganar con el crecimiento del verde.
Hemos puesto un paño húmedo porque esa zona tiene shari, de esta manera la madera será algo más flexible y si rompe, no lo hará de un estallido, lo que podría ser fatal para la rama.
El bonsái ya se dirige hacia adelante.
Como las torsiones han sido importantes y en alguna bifurcación se han abierto las fibras, seguimos nuestra máxima de priorizar la salud del árbol por lo que no colocamos al detalle. Solo ordenamos las ramitas para que tengan luz y aireación colocándolas más o menos en su posición haciendo que miren hacia afuera. Tampoco quitamos hoja vieja, lo que sí hemos eliminado han sido el par de piñas que había hecho para que no pierda energías con la fructificación.
Hemos logrado la imagen prevista aunque hayamos tenido que improvisar un poco en el camino.
La primera rama tiene que ganar en longitud. Tal vez el año que viene se pueda doblar otro poco en la zona de la madera seca que se ha roto para ganar unos centímetros.
La zona bajo el ápice, donde el tronco gira hacia la derecha, también tiene que alargar y, a ser posible, alguna ramita ha de cruzar por delante de esa curva para distraer un poco la vista ya que, ahora mismo, llama demasiado la atención.
Esperemos que os haya gustado y que la gente que asistió a la demostración encuentre satisfactorio el resultado.
Un saludo y ¡hasta la próxima!
David.