Un tachiagari poderoso, una conicidad casi perfecta, impresionante como una montaña y las ramas suficientes para poder formar un espectacular bonsái. Ese es el resumen del impacto que este pino causó en mí al llegar al jardín. No soy capaz de enumerar todos los sentimientos que fue capaz de provocarme la primera vez que lo vi.
Algún año después, un cliente quiso adquirirlo para trabajarlo en un taller dentro de nuestro servicio de Seguimiento anual, de manera que tuve el placer de poder hacer su primer diseño sin ser yo su propietario.
Este bonsái es de los que no dejan indiferente a nadie ¿y a ti?