Un bonsai alocado.

Hola, familia bonsailera.

Os vamos a presentar un pinito de nuestra colección que llevaba unos años sin alambrarse por diferentes motivos y ya necesitaba un lavado de cara, aunque sin volverse locos.

En otro momento, os contaremos toda su historia. Hoy nos centraremos en su estado actual.

Aspecto antes de acometer el trabajo.

El tronco secundario se ha debilitado un poco, por lo que la poda y limpieza de hojas viejas se van a centrar en el equilibrio de vigor.

Una vez limpio y podado, comenzamos el alambrado.

Como lleva desde 2007 con nosotros, la forma general se mantiene bastante bien, sobre todo en el tronco secundario.

Una vez finalizado el tronco.
Está un poquito chepudo.

Cuando recupere el vigor este tronco, recortaremos esa zona para encajarla dentro del perfil, ahora hemos priorizado el dejar la mayor cantidad de verde posible para evitar que se siga debilitando.

Comenzamos con el tronco principal.

Vamos colocando las ramas aunque después haya que corregir algunas cosas para que encaje en nuestro diseño.

Una de las cosas que va a dar guerra es el ápice, que ahora mismo está «girolo». Expliquemos este bonito «palabro»: El ápice de nuestros bonsáis debe acompañar el movimiento del árbol y puede hacerlo de una manera más neutra, dotando de estabilidad al diseño o, por el contrario, enfatizar aún más el sentido del diseño haciéndolo más dinámico. Dicho movimiento, la dirección que marca un bonsái viene fijada por tres aspectos de los que destaca sobre todos ellos, la rama principal, en japonés, la shashi-eda, cuya mejor definición sería: rama creadora del diseño. Suele ser la primera rama desde la base del árbol y de ahí, que solamos confundir la primera rama en orden con la primera rama en importancia. Por este motivo, nosotros solemos denominar a esta shashi-eda como la rama principal.

Una vez entendido esto hay que aclarar que, en el caso de un doble tronco, el tronco secundario hace las veces de la primera rama y, en la mayoría de las ocasiones, las de la rama principal, como es este el caso.

Vayamos entonces con los tres pilares del movimiento:

1- La rama principal (en este ejemplo, el tronco secundario) marca el movimiento del árbol. En este bonsái, es un fuerte movimiento hacia la derecha.

2- La posición de plantado. El bonsái deberá estar plantado en el lado contrario de la maceta al de la dirección de la rama principal o, en el caso de macetas de lados iguales (redondas, cuadradas, hexagonales…) el bonsái se planta en el centro, tomando como referencia del árbol para colocarlo, la base del tronco y el nebari. Esto compensa el movimiento del bonsái y lo equilibra visualmente.

3- La posición y dirección del ápice. Deberá posicionarse en el centro de la base del tronco o desplazado en la misma dirección que la de la rama principal, en este caso, hacia la derecha.

Por lo tanto si el punto 3 difiere del cánon, decimos que está «girolo», porque nos hace gracia la palabra. El resto del mundo puede decir que está mal, que es incorrecto…

Vamos a recuperar la foto anterior con un poco de ayuda del editor de imágenes para que no tengáis que desplazaros hacia arriba para verlo.

El ápice está correctamente desplazado hacia la derecha del centro de la base del tronco.

Sin embargo, al estar tan largo del lado izquierdo y tener una ramita fuerte (visualmente hablando) que sale en esa misma dirección, la sensación es de que el ápice, en esa parte, se gira hacia la izquierda, lo que hace que sea incongruente con el resto del diseño que va en sentido contrario.

Seguramente os estéis preguntando ¿y ese giro no compensa todo el movimiento hacia la derecha equilibrando el bonsái? Pues la respuesta es un rotundo NO. Como hemos dicho en el punto 3, debe ser neutro o acompañar el movimiento, si no es ninguna de las dos, lo que hace es contradecir el diseño.

Aquí entran en juego muchos debates de opinión porque, en la naturaleza, dentro de que el crecimiento de cada ejemplar sigue ciertos patrones en los que se basan las normas del bonsái, hay ciertas veces que la naturaleza hace lo que le da la real gana y, por lo tanto, si queremos expresar justo ese momento de libre albedrío que puede venir de un caprichoso patrón de crecimiento o de un accidente acontecido hace relativamente poco tiempo, estamos en nuestro derecho de hacer ese «lo que nos dé la gana».

Por otro lado, las normas del bonsái se basan en dos cosas:

A- Los patrones de crecimiento natural de cada especie que se tratan de imitar para llevarlos a la manera de lograr el mantenimiento óptimo de nuestros mini arbolitos.

B- Las reglas aplicadas en el arte adaptadas al bonsái. De aquí vienen la sección áurea, la secuencia de Fibonacci, la regla de los tres tercios, simetrías(en el bonsái se busca la asimetría para dotar de naturalidad al diseño), pesos visuales, perspectiva, líneas de fuga, espacios vacíos, las direcciones en las que fluyen cada parte y su suma o resta según su sentido…

Para resumir: podemos hacer un poco lo que nos dé la gana a la hora de ajustar nuestro diseño, sin embargo, las reglas del arte se basan también en la observación y son de «obligado cumplimiento» si lo que queremos es que nuestra obra «entre mejor por el ojo» de quien la observa. Cuando una pintura o una escultura (el bonsái entra en esta denominación), llaman poderosamente la atención es, en primer lugar, porque cumplen con los cánones estéticos y luego sumarán puntos la calidad de la técnica, la dificultad del material, la finura del detalle, etc.

Aclarado esto, sigamos con el trabajo:

Hemos podado alguna ramita más de esa zona para poder comprimirla y ajustarla al perfil.

Con la copa más o menos terminada.


A falta de varios ajustes vemos que esa parte superior izquierda que «descansa» sobre el tronco principal se ve muy voluminosa, muy pesada, como con mucho verde, haciendo que el peso visual de ese punto sea demasiado importante, por lo que tomamos la decisión de cortar un par de ramitas para hacer hueco.

Vamos a mostraros alguna foto de los laterales, trasera, etc.

Mucho mejor.
Tras los últimos pequeños ajustes.

La parte superior izquierda aun es algo voluminosa y necesitaremos dotarla de algo más de «aire» podando alguna ramita más generando espacios vacíos para que no pese tanto visualmente.

Esperemos que os guste el trabajo y que podáis aplicar lo aprendido en vuestros bonsáis.

Nos vemos pronto.

David.


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